1/12/16

Si no te gusta... llámale "populista"

el villano arrinconado, humor, chistes, reir, satira, populismo


Se usa como insulto, una manera peyorativa para definir a un político o formación política. Una “mala” palabra que se ha popularizado dentro del ambiente político. Y a pesar de todo: ¿Hay algo más populista que un mitin político?.

Curiosamente populismo se deriva de lo popular, de pueblo. Pero encarar unas políticas en defensa de lo “popular” crea sospechas. Más curioso todavía, algunas formaciones políticas que acusan a otras de “populistas” llevan la palabra POPULAR en el nombre de su partido. Es el caso del PARTIDO POPULAR en España (anteriormente llamado ALIANZA POPULAR). Son cosas que pasan, acusas al rival de “populista” pero te apellidas POPULAR… tiene su humor.



El populismo es un estilo de gobernar más que una ideología política concreta. Por esta razón, es difícil identificar un vínculo entre una posición política en particular y el populismo en general. La mayoría de las veces no es ni un estilo de gobernar, sino simple palabrería para conseguir votos, para alcanzar el poder y una vez alcanzado, aplicar las políticas con cuya ideología real se identifica. Y sin ningún pudor, para conseguir sus fines, el populismo es capaz de mezclar en su discurso las ideas más radicales, más populares de la izquierda, la derecha, el centro… y para dentro.

En época de elecciones, la oposición utiliza un lenguaje populista para alcanzar el poder y el Gobierno aprueba o promete “medidas populares” para mantenerse en el poder. Ni oposición ni Gobierno cumplirán sus promesas: “no es el momento”, “la situación ahora es delicada”, “nos hemos encontrado con una herencia que desconocíamos”, “no se interpretaron correctamente mis palabras”, “lo tenemos que perfilar”… y otras similares lindezas para olvidar sus promesas.

Por estos motivos, el populismo puede ser utilizado por las izquierdas o las derechas sin ningún problema. Es fácil de utilizar, tiende a la simplificación, al oportunismo del momento y a utilizar planteamientos emocionales. Cuánto mayor carisma tenga un personaje político, mejor líder populista será. Cuánto más desestructurada y desequilibrada socialmente está una sociedad mejor implantación. Cuánta mayor incertidumbre económica, mejor arraigo “populista”.

El líder populista se identifica a sí mismo como la única voz de ese pueblo, como el vocero de las opiniones y preferencias de la gente común. Pretende representar al “hombre corriente” frente a las manipulaciones del Estado y las élites poderosas… aunque algunas veces, como en el caso de Trump, pertenezca a esas élites. El populismo es el síntoma de una sociedad enferma, en una sana este tipo de discurso no tiene consecuencias, al contrario, puede acarrear una considerable pérdida de votos.

Independientemente de que fueran republicanos, demócratas, socialistas, conservadores, comunistas, fascistas… o simples espabilados: Trump, Reagan, Kennedy, Berlusconi, Chávez, Maduro, Fujimori, Perón, Lula, Hitler, Mussolini, Lenin y tantos otros, han sido o son populistas que han llegado al poder en los momentos más críticos de sus respectivos países. Al final todos se visten de “populistas” si la ocasión y el premio lo merece.

Para evitar las amenazas “populistas” deberían saber los políticos lo importante que es la educación, la libertad de expresión y pensamiento, pero el problema es que eso también les acarrea aprietos. No podemos ser ni tan tontos… ni tan listos. En los dos extremos peligra la clase política.

1 comentario:

  1. Por eso a partidos como Pdmsz IU e incluso el mismo PSOEz por no citar partidos regionales (ERC, la CUP] necesitan que enseñanza y la educación no funcionen bien. ¿Què pasaría si sus votantes empezaran a hacer nùmeros o a saber analizar seriamente las promesas de Pablo Iglesias o descubrieran que el imperio romano no fue una concesión del pueblo catalán? No sacarían ni un voto

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